¿NO ME DIGAS QUE TAMBIEN PINTAS?

¿No me digas que también pintas?, le preguntó Ana, mientras ella observaba aquellos lienzos en la buhardilla, amontonados y clasificados por tamaños y colores, ¡bueno algún garabato que otro! le contestó el.

Curiosamente eran todos lienzos con escaleras de todo los estilos y tipos, de piedra, caracol, modernas, antiguas, madera, forja, infinidades de ellas, le sorprendió que el motivo siempre fuera el mismo y le preguntó ¿por que solo pintas escaleras? a lo que el respondió, son escaleras con peldaños, es la interpretación de la dirección a tomar, sentir que siempre se sube, que vas hacia lo mas alto, subir hacia la cima de tu vida, poco a poco, subiendo cada peldaño, unas veces con mas facilidad que otras, pero el objetivo es subir siempre. A cada uno de nosotros nos entregan una cuando nacemos, cada una con una característica, mas cómoda o mas dificulsa, pero todas con algo en común, peldaños para poder subir, bajar u optar por quedarse parado por un rato o para siempre.

Ella se quedó pensativa mientras el pintaba aquella tarde de verano de conversación entretenida. Cuando el terminó, le regaló la obra, una escalera situada en un bello jardín, rodeada de vegetación y desde la que se divisaba un precioso océano azul, se lo dedicó y lo tituló: "Imagínate lo que quieras, pero no dejes de volar".

Después de aquel verano, Ana decidió empezar a dar clases de pintura, tenía algo pendiente con aquel bohemio que había conocido. Al año siguiente, volvió de nuevo a aquel maravilloso lugar a pasar sus vacaciones, fue a visitarlo y le llevó de regalo, un original lienzo que había pintado para el, eran millones de bonitas sonrisas rodeando una palabra escrita que decía Gracias, el le sonrió y le dijo ¿no me digas que también pintas?

"A veces, pequeños e insignificantes detalles,

pueden significar mucho para algunas personas".
Angelines, G.L.