
Aquel día decidió entrar en aquella curiosa tienda que había en una callecita perdida del casco antiguo de Madrid. Había cosas muy antiguas que no había visto en su vida, multitud de artículos que no servían para nada ordenados en unas estanterías plagadas de polvo.
De repente, encontró en un rincón unas alas de ángel repletas de plumas blancas preciosas, eran enormes, nunca había visto algo tan bello y original. Se acercó a ellas y sintió mientras las acariciaba un escalofrío por todo su cuerpo. A los pocos minutos notó la presencia de alguien por su espalda, miró hacia atrás, era el tendero, un señor mayor muy bajito con cara de Duende. Lo saludó educadamente y preguntó su precio. El tendero decía que no estaban en venta, era una reliquia familiar muy antigua con una bonita historia que contar y no podía desprenderse de ellas bajo ningún concepto.
Aquellas alas pertenecieron a una preciosa niña que había estado muy enferma y estuvo a punto de morir, un día, bajó un ángel del cielo para cuidarla y se hicieron tan amigos que decidió regalárselas.
Le dijo que ya que no podía comprarlas, que al menos se las dejara poner un ratito, el tenderó lo miró y accedió a su petición. En aquel instante sonó el teléfono de la tienda, mientras el se entretenía en el colocar aquella reliquia en su espalda empezó a sentir una energía increíble por todo su cuerpo... algo le empujaba a salir de aquel lugar.
Mientras el Sr. Duende atendía aquella llamada, el partió con dirección a ningún lugar. Cuando se dio cuenta, se vio volando muy alto, tan alto... tan alto... que casi pudo tocar una estrella fugaz, entonces cerró los ojos y aprovechó para pedir un deseo.
Sonó el despertador, eran las ocho y tenía que ir a trabajar, despertó de aquel maravilloso sueño con mensaje en clave que pudo descifrar: "Vuela alto, busca tu estrella y no dejes de tener deseos". Así que respiró hondo, cogió fuerzas y puso manos a la obra.
Mientras hacía la cama encontró una pluma blanca entre las sabanas, era exacta a las plumas de las alas de su sueño.
Angelines, G.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario