Había tanto que contar, aquella parte de niña seguía dentro de ella, no se terminaba de marchar, ni se marcharía nunca. Pero aunque todo aparentemente parecía normal había dentro de ella sensaciones dormidas del pasado. Todo tenía una explicación, todo lo afectivo era lo que alteraba y removía por dentro tantas historias siempre. La falta de afecto, consideración, atención... la revolvía por dentro y siempre... la misma historia. Esa sensibilidad le estaba arruinando su vida. Pero todo venía de atrás, aquella niña adolescente era la que siempre se enfrentaba a su padre, el pobre no sabía hacerlo mejor, él era el resultado también de muchos momentos muy duros; aquí cada uno va arrastrando carencias y vivencias traumáticas. No falla, al final aquellas historias que él vivió le pasaba factura con ese carácter que sacaba cuando perdía el control sin motivo aparente. En una ocasión ella decidió marcharse de casa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario