Miraba de reojos y veia como perdía la jugada en aquella partida que se complicaba,
masticó el olor de la ausencia de su ausencia,
su alma dejó sus miedos aparcados,
agarró su mano para siempre,
para derretir de nuevo de la verdadera esencia
del sentimiento que palpitaba su corazón.
Siempre... te querré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario