Nos ponen al límite, a veces hay que tomar decisiones drásticas y jugarse todo el futuro a una sola carta, esa es la conclusión que he sacado a lo largo de éstos últimos años, desgraciadamente se presentan situaciones en la vida, en las que hay que dejar las cosas muy claritas a muchos de los que nos rodean.
Aquí al parecer, hay que marcar el terreno, en definitiva no hemos dejado de ser animales aunque con algo más de inteligencia, el terreno hay que defenderlo y muchas veces, no con la racionalidad con la que habría que hacerlo. La experiencia me han enseñado que no todo el mundo sabe apreciar y respetar muchas cosas que son fundamentales para la convivencia.
La paciencia tiene un límite, cuando llega y todo se desborda... ya no hay racionalidad que sirva, ni libros, ni nada que nos pueda ayudar, solo queda marcar el terreno como un animal primario, no merece la pena tener tanto miramiento ya que al final lo único que nos van a traer son problemas y conflictos en la vida. Cuando das más de dos oportunidades y ves que es para nada, mejor cerrar la puerta para siempre.
Hay cosas que cuando se repiten, no merece la pena mantenerlas a nuestro lado, eso es lo único que he aprendido.
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