Aquel día no se lo esperaba... se encontraba con mas de siete meses de embarazo cuando llegaron a casa después de una cena familiar. Fué una agradable velada navideña, pero como siempre, algo para añadir al infinito historial que llevaba sobre su espalda... una vez mas, una de sus cuñadas comenzó a distraer a los demás con sus gracias, intentando como siempre desvalorarla hacia el resto, ahí no había nadie con la suficiente personalidad para acallar esa falta de respeto, ni tan siquiera ella misma tenía el valor suficiente para poner punto y final a aquel asunto que tanto daño le hacía.
Llegó a casa impregnada de un sentimiento de pena, ¡no entendía tanta estupidez!, se le quitaban las ganas de estar en los momentos que había que estar, pero lo peor de todo no era eso, lo peor era el sentimiento de soledad que sentía aun estando acompañada. Entró en el dormitorio con intención de cambiarse de ropa mientras lo comentaba con el, pero fue para nada, él no hablaba, ni habló, lo único que se le ocurrió en aquellos instantes es hacer un giro hacia ella, cuando quiso darse cuenta se vio tirada en la cama, le había dado un empujón con todas sus fuerzas olvidando tal vez, en el estado en el que se encontraba.
De repente, notó como su barriga se hacía rígida, sintió desde su interior una fuerte patada, observó como el contorno de su barriga cambió de forma en segundos, su bebé se había asustado, ella se había asustado y él... nunca pidió perdón.
Jamás recibió algún indicio de arrepentimiento por lo ocurrido, ella nunca lo contó por vergüenza, lo hizo después de muchos años, aún así, seguía sintiendo vergüenza al contarlo, tenía la sensación de que la única responsable de aquel incidente hubiera sido ella.
Aquel día no se lo esperaba...
Angelines, G.L.
Son las grandes pruebas superadas las que hacen a las personas más fuertes...
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