MARIA DE NOCHE, MARIA DE DIA.- (9)

Pasaron un día estupendo, volvían cansados y decidieron comprar algo de comida para cenar en casa, así que encargaron en Don Papote unas patatas asadas enormes rellenas de carne con queso fundido roquefort y un par de helados. Hacía tiempo que no pasábamos el día juntos Julián, me lo he pasado muy bien, me apetecía una escapadita contigo; a mi también me ha venido muy bien María, me ha servido para desconectar de todo un poco. Subieron a casa, tomaron una ducha caliente y empezaron a comerse esas enormes patatas. Creo que voy a reventar Julián, me acabo de embarazar ¡mira mi barriga! ¡esto no es normal! , yo no me puedo mover Julián ¿para que has comprado esas patatas?; Ya empezamos… María ¡olvidame¡ has sido tu quien me has hecho parar en ese sitio y casi se te salen los ojos mirando los expositores, mira no te aguanto cuando te pones así; ¿No me quieres Julian?; No, y menos hoy con esa barriga tan impresentable; Me acabas de hundir en la miseria.
Había refrescado esa noche, después de cenar empezaron a ver una película, se tiraron en el sofá juntos y se arroparon con una mantita ibicenca. Estaban muy cansados, ella empezó a acariciarle su pelo y el se sentía mas relajado que nunca. Hacía mucho tiempo que el no había pasado un día tan agradable, tan tranquilo y tan auténtico. María era tan especial pensó, pero no puede ser … ¿o si? El le cogió una de sus manos y la apretó fuertemente como pidiéndole que la necesitaba y mucho. Se conocían tan bien y había tanta complicidad entre ellos que María supo interpretar ese apretón de mano. Ella lo miró a sus ojos y le dio un precioso beso en su frente.
(continuará…)