La hipersexualidad o adicción al sexo es una de la dependencias menos conocidas y visibles, puesto que las personas que lo padecen suelen mantenerlo oculto y disimularlo, sobre todo con las personas conocidas (con las que se muestran incluso como tímidos). Tiene tratamiento siempre y cuando la persona que lo padece sea capaz de reconocerlo.
Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales. Su deseo sexual les obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas y mantener relaciones sexuales con desconocidos (incluso sin protección), haciendo que su vida gire en torno al sexo. Eso es lo que en aquellos instantes estaba leyendo en un libro especializado que se había comprado ASPECTOS CLINICO/PSICOLOGICOS DEL ADICTO AL SEXO y que tenía escondido en su dormitorio, pero aquel fin de semana lo había olvidado en el salón.
Buenos días María, ¿Qué tal si nos vamos a pasar el día a la Sierra?; ¡vale! contestó, pero antes me tienes que preparar unas tostaditas crujientes y me tienes que decir cuanto me quieres del 1 al 10; ¡Eso está hecho!, te quiero un 1,5; tostaditas no hay, así que te tomas un par de galletas; a lo que contestó María: ¡Pues entonces no voy a la Sierra!, y si encima me quieres tan poco…
Bueno…, venga… Maríaaa…, te invito a desayunar en tu cafetería preferida, te doy dos besos de esos que valen cada uno de ellos 10, que al final suman 20 y nos vamos a que nos de un poco el aire.
Antes de salir María empezó a reírse, ¿y este libro? Déjamelo debe ser interesante, tiene buena pinta, siguió con sus carcajadas y empezó a bromearle poniéndo pose y voz sensual: mmm ¿no me digas que eres adicto al sexo? El empezó a seguirle la broma y salieron a desayunar.
(continuará…)
Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales. Su deseo sexual les obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas y mantener relaciones sexuales con desconocidos (incluso sin protección), haciendo que su vida gire en torno al sexo. Eso es lo que en aquellos instantes estaba leyendo en un libro especializado que se había comprado ASPECTOS CLINICO/PSICOLOGICOS DEL ADICTO AL SEXO y que tenía escondido en su dormitorio, pero aquel fin de semana lo había olvidado en el salón.
Buenos días María, ¿Qué tal si nos vamos a pasar el día a la Sierra?; ¡vale! contestó, pero antes me tienes que preparar unas tostaditas crujientes y me tienes que decir cuanto me quieres del 1 al 10; ¡Eso está hecho!, te quiero un 1,5; tostaditas no hay, así que te tomas un par de galletas; a lo que contestó María: ¡Pues entonces no voy a la Sierra!, y si encima me quieres tan poco…
Bueno…, venga… Maríaaa…, te invito a desayunar en tu cafetería preferida, te doy dos besos de esos que valen cada uno de ellos 10, que al final suman 20 y nos vamos a que nos de un poco el aire.
Antes de salir María empezó a reírse, ¿y este libro? Déjamelo debe ser interesante, tiene buena pinta, siguió con sus carcajadas y empezó a bromearle poniéndo pose y voz sensual: mmm ¿no me digas que eres adicto al sexo? El empezó a seguirle la broma y salieron a desayunar.
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