“El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, a eso le llaman “Efecto Mariposa”.Cada vez estoy mas convencida de ello, pero en cualquier aspecto de la vida, cualquier acontecimiento sea bueno o malo por muy insignificante que pueda parecer tiene un efecto en nosotros, en nuestra forma de ser, en nuestros sentimientos, en nuestra forma de ver la vida, en el transcurrir de nuestro trayecto por ella.
Ser fuerte o débil, seguro o inseguro, vivir con temor o no, en definitiva tener la suficiente seguridad para ser feliz.
Porque en conclusión, todos aspiramos a ser felices de una u otra manera, algo difícil de conseguir en los tiempos que vivimos.
Es muy desagradable vivir con la sensación de inseguridad, con miedo interior, sensaciones provocadas por causas externas que en un momento dado han producido en nosotros una agresión que pudo ser traumática.
Pero también ese aleteo puede ser a la inversa y nos puede regalar un golpe de suerte dejándonos esa estrella que nos ayuda a caminar con mayor facilidad.
Paralizados no se puede vivir, porque dos oportunidades no existen, solo se vive una vez y hay que sacarle el mayor jugo a la vida, sentir, vibrar, reír, alimentarse al máximo de todo lo que nos pueda aportar.
A veces pienso: ojalá la vida me cambiara y me volviera ante ella mas descarada, mas insensible, mas frívola y el aleteo de esas mariposas pasara ante mi como una suave brisa que no tiene el poder suficiente de alterar absolutamente nada y no destrozando como un auténtico huracán.
El día que lo consiga, igual es demasiado tarde, pero tal vez la madurez sea la única que bajo su experiencia sepa entender a esas miles de mariposas que revolotean sin cesar.
Angelines G.L.
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