Siempre egoístas.

Sean tremendamente egoístas con sus sueños,
con sus vidas, con su felicidad.

No permitan que los egoístas sean los otros siempre,
no paguen el tributo de sentirse que uno no vale nada
a cambio de ser extremadamente educados con quien visten de verdugos.

No permitan nada que pueda confundir
el color de sus ojos o enmudecer cada sonrisa que regala a la vida.

No permitan que nadie pueda enloquecerlo
porque ha sentido que de alguna manera...
le permitió a otros que le robara sus ganas de soñar.

No permitan a nada ni a nadie pudiera cambiar el destino de sus vidas.
No permitan que le roce ni la brisa de negatividad.

Si consiguen eso, pueden estar seguros que algo bonito atesorarán,
 un día cualquiera, sea como sea...


(Ya les conté un secreto para empezar a soñar).
Buenas noches.