CORAZON PIEDRA.

Las madres a veces tienen razón, otras veces simplemente nos van transmitiendo cosas por su educación, miedos, decepciones, alegrías, traumas y por millones de vivencias. Todas parecidas o distintas, estrictas, liberales, rectas, abiertas, cuadriculadas, posesivas, despegadas, cariñosas, místicas, religiosas o todo lo contrario. Al final, cada uno de nosotros vamos siendo un poco el resultado de tantos mensajes que hemos ido recibiendo, de tanta información que a veces es correcta o no, formas de resolver problemas que podrían ser mucho más fácil cuando se es más práctico y otras veces la ayuda es tan brutal que no sabríamos que hacer sin ellas. Las madres son maravillosas pero a veces quieren que vayamos caminando al ritmo que ellas han marcado desde que éramos pequeños. El amor de una madre es tan incondicional y tan desinteresado que no se podría comparar con nada, pero a veces, algunas no son capaces de desprenderse del cordón umbilical de sus hijos. Y eso, al final, es algo contra natura y termina contaminando la realización como ser independiente de sus propios hijos, con lo cual no deja de ser sano para nadie. Pero ellas siempre serán nuestros referentes, aunque se equivoquen serán insustituibles para siempre. Besos.